Después de tocar el cielo con los dedos, esta última temporada ha sido un auténtico calvario para el competitivo Dwayne y los aficionados de Miami: estrellas en baja forma (Shaq, Walker), mala planificación, traspasos de jugadores a media temporada y una plaga de lesiones (entre ellas la del propio Wade). Todo ello ha llevado a la franquicia al peor récord de todos los equipos de
De esta forma Wade, una de las superestrellas más mediáticas de
Jolinda Wade no ha tenido una vida fácil y seguramente no ha sido la mejor madre del mundo. Su inmadurez e inconsciencia además de continuos flirteos con el alcohol y las drogas, la llevaron a ser una fugitiva de la ley y a estar al borde del abismo. La hermana de Dwayne, Tragil Wade, fue la persona que se encargó de proteger y subir a todos los hermanos de la familia, mientras rezaba para que su madre no fuera tiroteada en los suburbios de Chicago.
Hace siete años pero, la situación dio un cambio radical. Cansada de sufrir en silencio de una forma inhumana, Tragil acompañó entre lágrimas y profundamente afligida a su madre a una iglesia. Dios era la respuesta! Jolinda dejó de beber, se entregó a las autoridades y empezó a ejercer de pastor baptista entre rejas. Tras pagar su deuda con la ley y una vez rehabilitada, la vida de Jolinda no ha vuelto más al mal camino y ha conducido desde 2004 servicios religiosos a los feligreses de una pequeña iglesia en Chicago.
Lejos de darle la espalda, Dwayne Wade habla de su madre con extraordinaria devoción. “Respeto a mi madre muchísimo, por la vida que llevaba y por la alegría de ver hoy la que lleva. Todo el mundo piensa que yo soy el milagro de la familia, pero para mi lo es ella. Creo que yo he llegado lejos porque he sido bendecido con un don, pero ella ha sido algo más. Ha sido elegida”.
Así pues, el lesionado Wade estuvo toda esta primavera pensando como hacer que su madre recibiera todo el amor que él le procesa. En enero se enteró que el “Temple of Praise” de Chicago estaba en venta, en abril obtuvo ya los papeles de propiedad de la iglesia y empezó las remodelaciones del edificio. Pese a ser una megaestrella del baloncesto, Dwayne sabía perfectamente que su madre nunca le hubiese pedido dinero por una cosa así, y esto la honraba muchísimo.
A Dwayne se le vio con lágrimas de felicidad, mientras su hermana Tragil muy emocionada, solamente pudo entonar un “Aleluya”. Sin duda Estados Unidos es un país donde el binomio superación personal y religión mueve a muchísimas personas y gusta de una forma especial, casi mística. Y es que como descubrí en mi estancia en Carolina del Sur en el 2004 “los caminos del señor son inescrutables”.