lunes, 19 de mayo de 2008

TSUJITANI: EL BOICOT MÁS INESPERADO

La situación de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 es cada vez más esperpéntica e insostenible. La sombra del boicot planea permanentemente en cada uno de los informativos que vemos a diario, provocando que declaraciones de personajes anónimos y más que secundarios, salpiquen como aceite hirviendo en la deterioradísima imagen del gran país chino.


El protagonista de la historia es Masahisa Tsujitani, un artesano japonés de 75 años poseedor de un pequeño taller artesanal en el sótano de su casa en Fujimi, en la región de Saitama (Japón).

¿Cuál ha sido su cometido dentro del movimiento olímpico? Pues el Sr. Tsujitani ha sido el encargado de fabricar escrupulosamente todas y cada una de las bolas de peso olímpico en los Juegos Olímpicos de Atlanta’96, Sydney’00 y Atenas’04.

El conflicto ha llegado con la elección de Pekín como sede olímpica de este año, pues Tsujitani se niega que sus “preciadas” bolas de peso queden “manchadas” en suelo chino y que sean las encargadas de repartir suerte y medallas.

Y es que el anciano nipón defiende las reivindicaciones tibetanas y aporta su granito de arena a la protesta internacional contra el gobierno del gigante asiático. Según él, China no está cualificada para organizar los Juegos y reconoce que su boicot a la cita olímpica se debe, también, a que los deportistas japoneses son a menudo abucheados en los eventos celebrados en China.

De esta forma, a la IAAF y al Comité Técnico del concurso atlético en Pekín, se les avecina trabajo extra, puesto que los atletas competirán con material propio y a los delegados les tocará calibrar y homologar los pesos. Las bolas de peso olímpico deben ser metálicas, tener superficie lisa, pesar 7,260 kilos para los hombres y cuatro kilos para las mujeres y tener un diámetro de entre 110 y 130 milímetros, para adaptarse al diferente tamaño de las manos de los lanzadores. Así pues, dominadores actuales de la disciplina como los americanos Hoffa o Nelson tendrán que pagar un extra en la facturación de su avión rumbo a Pekín.

Lo que es seguro es que nadie lanzará en estos Juegos con las bolas de Tsujitani. Sus vehementes convicciones político-sociales pro-tibetanas y anti-chinas seguramente le repercutan negativamente en el presupuesto anual de su pequeña empresa, aunque es innegable que, como dijo el gran artista Andy Warhol, le han dado al nipón esos 15 minutos de gloria que todo el mundo anhela.

De todas formas pero, no habrá muchos que echen de menos al orfebre, pues al fin y al cabo todas las bolas de peso son similares. ¿Volveremos a ver a Masahisa en los Juegos Olímpicos de Londres 2012? Qui lo sá...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Señor Ericsson, tu manera de escribir te va a llevar muy lejos.
¡Sigue asi cabron!!

Diego Brenes dijo...

Muy interesante señor Eriksson, nada más no te olvides de insertar hipervínculos en tus notas para efectos del profesor.